Hijos de la revolución

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En Barcelona, en la Unicredit Youth America's Cup 2024, los jóvenes regatistas han surcado las aguas a velocidades impresionantes a bordo de los AC40, enfrentándose con destreza a vientos implacables y olas altas, demostrando no solo su habilidad, sino también cómo esta nueva generación de regatistas está reescribiendo las reglas del juego.

Con 40 pies de eslora y construidos para una tripulación de cuatro personas -dos timoneles y dos trimmers-, los AC40 fueron utilizados inicialmente por los equipos de la America's Cup para realizar pruebas y entrenamientos, pero hoy en día estos barcos son el corazón palpitante de competiciones integradoras como la Unicredit Youth America's Cup y la Puig Women's America's Cup. Con vientos suaves, el AC40 es capaz de “volar” a velocidades de entre 26 y 30 nudos, mientras que con vientos de más de 20 nudos, este 40 pies puede alcanzar velocidades de hasta 50 nudos.

Desarrollado inicialmente por el Emirates Team New Zealand, el AC40 no sólo es veloz, sino también más barato y rápido de desarrollar. Sin embargo, lo que realmente hace destacar a este barco es que encarna el espíritu pionero y la profunda conexión del equipo neozelandés con el mar, una cultura que va más allá de la faceta competitiva y deportiva en la que se utilizan estos barcos.
El enfoque que dan a la navegación nunca es superficial, sino que está arraigado en sus raíces kiwis, en una mentalidad náutica que es una parte integral de su identidad.

Emirates Team New Zealand siempre ha mirado hacia el futuro, no sólo en el aspecto técnico, sino también en relación a la visión de lo que podría ser la vela. Innovaciones como la tecnología del foiling, que hoy anima no sólo la America's Cup, sino un gran número de disciplinas como el windsurf, el kiteboarding, el wing surfing y el Nacra, fueron concebidas para mejorar algo más que el rendimiento deportivo: el foil como concepto, antaño considerado una quimera futurista, está creando y redefiniendo nuevas perspectivas para el futuro de la vela. El foil representa un punto de encuentro entre dos mundos diferentes, la vela y el surf, lo que hace de esta innovación un ejemplo perfecto de cómo el desarrollo compartido de tecnologías puede allanar el camino a nuevas posibilidades antes impensables y abrir el diálogo entre comunidades muy diversas. Emirates Team New Zealand comprendió al instante las implicaciones de esta tecnología, no sólo por el espectáculo que podía ofrecer el foiling y la novedad que supondría, sino por el potencial de crear una conexión que rompe con la lógica tradicional de los compartimentos cerrados.

Sólo hay que recordar hace un par de Olimpiadas, cuando el foiling ni siquiera existía en los sueños más descabellados de cualquier regatista o timonel. Hoy, esa misma tecnología es una realidad establecida y en continua evolución. Establecida, porque es efectivamente un aspecto importante implantado en todo el mundo de la vela, pero nunca acabada, ya que siempre está dispuesta a adaptarse a los avances tecnológicos que acompañan su desarrollo. Una revolución que beneficia no solo al mundo de la vela, sino a la “comunidad náutica” en su conjunto, incluso al sector de motor. De hecho, la eficaz y eficiente tecnología que caracteriza su instalación permite añadir al mismo tiempo velocidad y autonomía a las embarcaciones. Un barco puede ir mucho más rápido durante más tiempo, gracias a la reducción del consumo global que supone esta misma revolución.

Este enfoque visionario es lo que distingue al Emirates Team New Zealand: no solo persiguen la innovación para competir a niveles superiores, sino que se esfuerzan por dar forma al futuro de la vela.

El AC40, junto con su simulador, facilita el entrenamiento y el desarrollo de componentes, pero también ofrece la oportunidad de que cada vez más jóvenes talentos se acerquen a este deporte. Hasta ahora, el entorno de la America's Cup estaba reservado a unos pocos privilegiados, pero ahora las cosas han cambiado: gracias al Emirates Team Zew Zealand, este paradigma está evolucionando, porque cada vez más personas pueden vivir la experiencia de navegar a tan alto nivel. Emirates Team New Zealand, al crear una America's Cup tan inclusiva en esta edición, ya ha tenido un impacto significativo en otras clases de vela.
La decisión de establecer competiciones específicas para equipos juveniles y femeninos ha inspirado a otros circuitos a organizar eventos específicos para las categorías “sub” y “femenina”.
Este cambio está revolucionando no sólo la propia Copa América, sino todo el panorama de la vela
, allanando el camino a una nueva generación de campeones que, de otro modo, no habrían tenido acceso a entornos similares.

La vela ya no es lo que era. Es un hecho que no se puede ignorar y que encaja perfectamente con este deporte. Pensemos en su propia definición: elevarse sobre las olas impulsado por el viento y el agua, dos elementos que se caracterizan por el cambio constante, siempre diferentes, siempre transformadores. Los timoneles de hoy, pioneros de una nueva y proactiva generación de jóvenes que se acercan a este deporte y a sus cambios, son hijos de una revolución que sigue produciéndose mientras hablamos. Una revolución que no es sólo tecnológica, sino cultural. El AC40, el ‘foiling shift’ y el simulador son símbolos orgullosos de cómo Emirates Team New Zealand está haciendo accesible la vela a cada vez más personas y de cómo está trazando un camino claro hacia un futuro más sostenible, con tecnologías menos contaminantes y barcos que inspiran a un público cada vez más amplio a conocer y amar el mar.

Lo que Emirates Team New Zealand ha conseguido y sigue consiguiendo es muy especial, no porque sea algo estudiado y meditado en torno a una mesa, sino porque ellos mismos son personas verdaderamente especiales. Su innovación no es sólo técnica, sino que se basa en una mentalidad que ve la vela como una expresión de una cultura más amplia, una forma de experimentar y entender el mar que no se puede enseñar ni reproducir. Este espíritu pionero, profundamente arraigado en la identidad neozelandesa, les hace únicos, y cada acción y cada paso adelante demuestran cómo la vela puede ser un verdadero signo de los tiempos, en constante evolución y cada vez más integradora.

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