Centrarse en lo importante, alejarse de los rígidos cánones de las tradiciones y reinterpretarlas con una mentalidad dinámica.
Obedecer no sólo al deseo de destacar, sino al de romper moldes.
Esta es la filosofía que guía al Emirates Team New Zealand, un equipo que sigue aplicando un pensamiento innovador a su deporte, siempre dispuesto a coger las riendas de su futuro y transformarlo activamente.
Pensar de forma creativa es el primer paso para convertirse en un verdadero agente innovador, tanto si la innovación conduce al éxito inmediato como si las decisiones tomadas resultan erróneas.
Sea cual sea el resultado, desafiar el statu quo es siempre decisivo y necesario para seguir creciendo.
En ambos casos, cada nuevo desarrollo tiene el potencial de crear nuevos escenarios para el mundo de la vela en su conjunto.
Un ejemplo perfecto es el AC75, el barco utilizado en la actual America's Cup y en la edición anterior, en la que el equipo neozelandés consiguió imponerse por 7-3 al Luna Rossa Prada Pirelli.
Una victoria que reforzó el liderazgo en diseño de Nueva Zelanda de los últimos 26 años, logrado gracias a la minuciosa investigación llevada a cabo por los kiwis para dar vida a barcos cada vez más rápidos, cada vez más innovadores y animados por las técnicas de navegación más imaginativas y estimulantes.
Un concepto nuevo y audaz impulsó al equipo a diseñar su AC75 cuando nadie pensaba que fuera posible “volar sobre el agua” con una configuración semejante. El AC75 es un monocasco de 75 pies de eslora, con foils montados en tambores longitudinales a babor y estribor que se mueven mediante una unidad hidráulica, con una vela mayor de doble capa y sin quilla, que alcanza velocidades superiores a los 50 nudos.
Pero la velocidad no es el único cambio introducido con la llegada de los foils. La verdadera transformación ha consistido en hacer de la America's Cup de vela una disciplina moderna, un espectáculo digno de atención mundial y capaz de establecer un diálogo real con otras disciplinas en las que se utilizan foils, creando una comunidad de seguidores joven e inclusiva.
Una de las innovaciones más importantes es sin duda la de los “cyclors”, tripulantes que mediante un sistema de pedales son capaces de ejercer presión sobre el circuito hidráulico que hace funcionar los sistemas de a bordo. A diferencia de los modelos anteriores de barcos, en los que los grinders hacían girar las manivelas con la fuerza de sus brazos, a bordo de los monocascos con foils de hoy en día la potencia proviene de las piernas.
Al pedalear, accionan los sistemas hidráulicos, lo que permite a los trimmers ajustar las velas y el mástil. Introducir un salto tan innovador implica replantearse toda la estructura del barco, como ya ocurrió con la llegada de los foils. Repensar, en definitiva, el concepto mismo de la vela.
En 2024, navegar ya no significa sólo surcar las olas a toda velocidad, sino también pedalear e incluso volar. Un poco como Elliot Taylor con su amigo E.T., con la luna llena como telón de fondo de su deseo de volver a casa.
De la misma manera, siguiendo el camino de la innovación, cuando se trabaja en el mundo de la vela, nunca se está lejos de volver a casa, a un pasado igualmente apasionante e innovador.
Basta pensar en los veleros clipper de finales del siglo XIX, que fueron la última evolución de la navegación antes de que los
barcos se propulsaran mecánicamente. La propia palabra, “clip”, indicaba la intención de “acortar” los tiempos de navegación y “surcar” las olas.
Todo el barco se diseñaba para alcanzar la mayor velocidad posible, hasta el punto de que incluso se sacrificaba la capacidad de carga del propio barco. Pero las velocidades alcanzadas compensaron con creces el sacrificio. En esta misma línea, este año, la reducción de la tripulación ha seguido una tendencia similar, pasando de 11 a 8 miembros, lo que recompensará rápidamente los esfuerzos del equipo con un barco capaz de desplazarse hasta 4 veces más rápido que el viento: con vientos de 10 nudos, el AC75 de los neozelandeses alcanza 30 nudos en ceñida y 40 en popa.
Cambiar el paradigma, proponer innovaciones tan intuitivas como eficaces, es, en definitiva la sencilla receta que construye la
historia de éxito de Emirates Team New Zealand, el equipo más rompedor del circuito, siempre capaz de combinar con maestría el respeto por la tradición de una disciplina tan antigua como la vela y la voluntad de definir su evolución.